Poema para el quinto año
El poeta a su amada
(César Vallejo)
Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.
En esta noche clara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.
Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.
Poema para el cuarto año
La flor del aire
(Gabriela Mistral)
Yo la encontré por mi destino,
De pie a mitad de la pradera,
Gobernadora del que pase,
Del que le hable y que la vea.
Y ella me dijo: "Sube al monte.
Yo nunca dejo la pradera,
Y me cortas las flores blancas
Como nieves, duras y tiernas".
Me subí a la ácida montaña,
Busqué las flores donde albean,
Entre las rocas existiendo
Medio dormidas y despiertas.
Cuando bajé, con carga mía,
La hallé a mitad de la pradera,
Y fui cubriéndola frenética,
Con un torrente de azucenas.
Y sin mirarse la blancura,
Ella me dijo: "Tú acarrea
Ahora sólo flores rojas.
Yo no puedo pasar la pradera".
Trepé las penas con el venado,
Y busqué flores de demencia,
Las que rojean y parecen
Que de rojez vivan y mueran.
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